Aclarado que el argumento de justicia distributiva que nos da el gobierno no es técnico sino político. Y que esa justificación, en lo que dice relación a la elevación de impuestos progresivos, contradice el principio de justicia distributiva que nos ensena la Ética. Ahora hablemos de los criterios económicos para evaluar a determinados tipos de impuestos desde una perspectiva técnica:
Eficiencia
Impactos Macroeconómicos
Simplicidad Administrativa
Búsqueda de Rentas
El argumento al que los economistas siempre nos referiremos en materia de impuestos es la eficiencia. Analicemos un impuesto imaginario sobre los años viejos. Para fin de año, yo deseaba comprar un ano viejo de Correa y aceptaba pagar hasta $30. Había comerciantes que los vendían desde $20 dólares, quizás porque tenían costos oportunidad de $10 para esa actividad. Para mí, comprar por $20 algo que estaba dispuesto a pagar por $30 significa una ganancia de $10. Estos $10 dólares son una ganancia que la denominaré el excedente de los consumidores. Si gravaran los años viejos con un impuesto del 100%, ahora ese año viejo de costaría $40. Yo no lo compraría, aunque habría otros que seguirían contentos porque tienen una disposición a pagar de $50 o mas. ¿Qué pasa? Al imponer un impuesto, el precio de venta es mas alto, los productores ganan lo mismo por producto aunque venden menos, pero al cobrar más hay una transferencia hacia el Estado. Sin embargo, ese excedente que yo recibía por comprar el año viejo ahora no lo tengo, pero como no he comprado nada, tampoco se lo he dado al Estado. Diremos que ese excedente se ha perdido de manera irrecuperable de la economía.
La pérdida irrecuperable de la economía es la lógica de la eficiencia con la que los economistas analizamos los impuestos. Decimos entonces que los impuestos son malos económicamente porque podemos optar por no pagarlos reduciendo así: consumo (como en el caso del ICE), inversión (como en el caso de impuesto a los activos), esfuerzo laboral (como en el caso de la elevación del impuesto a la renta de las personas), etc. Lo que debe quedar claro es que un impuesto no crea valor, sino que lo distribuye, pero en su implementación crea incentivos para que no se paguen lo que reduce la eficiencia de la economía.
Impactos Macroeconómicos. Por ejemplo, al decidir un impuesto a los activos afecta la demanda de capital de las empresas para producir. Y de esta manera puede haber un impacto sobre el nivel de producción importante.
Simplicidad Administrativa. Por ejemplo, hay impuestos cuya introducción supone una creación de una serie de controles y burocracia que puede reducir el beneficio neto del impuesto hasta llegar a desaparecerlo.
Búsqueda de Rentas. Este es un tema de la economía política que los legisladores suelen olvidar. La idea es que toda vez que se crea una regulación o un impuesto se crea una oportunidad para evadir o corromper. Si el incentivo es muy fuerte puede que la medida no tenga sentido en primer lugar. Por ejemplo, si yo introduzco un impuesto como el de la salida de capitales y cuyo cumplimiento exceptúa a una serie de transacciones que serán revisadas por un funcionario público, lo que estoy creando es un incentivo para que aquel que tenga que pagar el impuesto haga lobby para que sus transacciones entren dentro de las excepciones. En resumen, el sector privado se dedicará a convencer al funcionario público para que lo favorezca. Lo que genera una serie de actividades improductivas para la economía (almuerzos con ministros, invitaciones y regalos a funcionarios) y una aumento de la corrupción (reduce la seguridad jurídica) cuyos costos superan los beneficios financieros del impuesto para el Estado.
Con estos criterios iremos evaluando algunos de los impuestos y reformas propuestas en la Ley de Equidad Tributaria en los próximos artículos. ¿Esta usted de acuerdo: si o no? No deje de enviarme sus comentarios.
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