Muchos sectores de la sociedad
han planteado medidas para salir de la crisis en materia de salud, porque nos
urge para salvar la vida de los contagiados; y en materia económica, porque
serán importantes para mantener la unidad social y evitar la quiebra del
sistema productivo, de todos aquellos que no hemos sido contagiados y que
necesitamos seguir adelante.
En materia económica, hay los de
visión tradicionalista-activista que proponen medidas contra cíclicas -mirándose
al espejo de otras crisis como si esta fuera una crisis de demanda convencional
y cómo si no supieran de la insostenibilidad fiscal del Ecuador; hay de los que
proponen medidas procíclicas acostumbrados a pedir reducción de impuestos,
reducción del gasto público, respeto del estado de derecho, hoy sin falta de
sensibilidad y un negacionismo de la realidad proponen el mismo jarabe; los
hay del tipo de los liberales criollos, que creen que este es un momento para
dejar a la libertad individual decidir por ellos mismos y se oponen incluso a
las medidas de cuarentena o distanciamiento social -hacen gala de la expresión
que la <<ignorancia es atrevida>>; y finalmente están los socialistas/populistas,
que hablan de elevar impuestos a la renta, imponer aranceles al comercio,
cerrar el flujo de capitales y obligar a los empresarios a que se hagan cargo
con los miles de millones que dicen tener en paraísos fiscales -habrá que
suponer que también están pensando en los miles de millones que se robaron y de
los cuales el caso de Arroz Verde es solo un botón.
No me voy a referir a ninguno de
ellos, puesto que cualquiera con tres dedos de frente se daría cuente de lo
limitadas, irrelevantes, poco aplicables y hasta inmorales, que son algunas de
esas recomendaciones. Me voy a referir
a un grupo de economistas, que han hecho una propuesta un poco más elaborada, y
a la cual la he denominado: la propuesta del
<<establishment>>. Me
refiero a las propuestas encabezadas por Pachano et al (2020): Augusto de la
Torre, Alberto Dahik, Abelardo Pachano, Cesar Robalino, Mauricio Pozo, entre
otros. Todas estas personas, son conocidas como personas de bien, buenos
profesionales -algunos mejores que otros-; pero en todo caso, bien
intencionados, y para más de una, les guardamos consideración y estima por lo
que en otros momentos han hecho o han sabido reclamar en favor de los más caros
intereses del país.
En todo caso, tanto por lo
importante que es una voz de autoridad semejante, cuanto por el hecho de que
las circunstancias del Ecuador ameritan estar seguro de cuál es la verdadera
solución, ya que el tiempo para actuar se nos agota, me atrevo a advertir lo
que advierto: ¡la recomendación que están dando es equivocada, y se equivocan
por un kilómetro!
A continuación, analizo las seis
recomendaciones y unos breves comentarios a cada una, para después centrarme en
lo más importante:
1. Reducción
de sueldos y salarios del sector público en $2,000 millones. Para todo aquel con un martillo, todo
problema es un clavo. La gran masa
laboral del sector público (i.e. 65%) corresponde a sueldos de médicos, fuerza
pública y profesores. Con lo cual, esta medida es irrealista si
estamos pensando en excluirlos a ellos. A
no ser que seamos tan insensibles de pensar en bajarle el sueldo justamente a
las personas que están arriesgando sus vidas por nosotros. No soy populista, creo en la idea del
gobierno limitado, pero esto es algo que se puede hacer desde el Ejecutivo conociendo
cada programa, cada objetivo y cada resultado dentro del presupuesto general
del Estado. Esto es una tarea que no
tiene que ir a la Asamblea, y consistirá para algunos casos, despedir y no
renovar, en otros aumentar el sueldo y en muchos otros eliminar los
puestos. El actual gobierno tuvo dos
años y no hay ni pistas de ese esfuerzo.
Ahora no es el momento de hacer esa tarea, porque va en contravía con
las medidas de habilitar de ingresos a la gente y porque genera una resistencia
política innecesaria en contra del gobierno.
2. La
eliminación de los subsidios a los combustibles. De acuerdo, después de todo tampoco son malos
economistas. Pero vale decir, que en
este momento tampoco sería prioritario, de no mediar el hecho que nuestra una
fuente creíble de financiamiento es asegurar desembolsos externos y reestructurar
el servicio de la deuda externa de manera integral. Esto es, la única manera de llegar a un
acuerdo creíble con nuestros acreedores externos, deuda comercial y bilateral,
es comprometiéndose a mejorar la sostenibilidad del endeudamiento con una
medida histórica como la eliminación del subsidio a los combustibles. Otra razón por la que la apoyo es que
coincidentemente no tendrá un costo en elevación de precios en el horizonte de
corto plazo, por lo cual su viabilidad política es más razonable.
3. Pretenden
un cambio del marco legal generalizado, porque según ellos, la realidad
superó a la legalidad. Esto es un lugar común, se está convirtiendo en el nuevo
mantra, que hay desmontarlo con la filosofía del derecho. Por la novedad de la idea la voy a explicar
con más detenimiento, pero creo que están equivocados. La razón:
¡Nadie se muere en las vísperas!
4. Cuidar
la solvencia y la liquidez de los bancos y cooperativas. Este es un dilema, cuya forma de plantearlo
no ayuda en ninguna manera a las decisiones que se pueden tomar respecto de
este sector. Se vuelve casi una
tautología inocua, una recomendación de ir para adelante a la vez que se va
para atrás. Mucho mas útil seria que,
despojado de conflictos intereses, afirmen algo cómo es importante el rol de la
banca, hay que cuidar que no se contaminen de los problemas del sector real
pero hay que apuntalar con estructuras de garantías publicas y externas la
operación de créditos que viabilicen el sistema económico.
5. El
fondo de compensación entre privados.
Básicamente, es el timbre de Dahik y Correa del 2016, pero sin
intervención del gobierno que sirva con afanes recaudatorios. ¡Es la misma chola con otro calzón! Adicionalmente,
este instrumento podría servir para una medida temporal y de compensación
limitada, mas no sirve para resolver un problema de acceso a mercados (por la
caída de demanda de nuestros commodities) y por la magnitud del desplome de los
términos de intercambio (sobre todo del orden de un 50% de las exportaciones
petroleras). Por tanto, considero que
este es un instrumento novelero que nada tiene que hacer en estas
circunstancias, y que ni si quiera estamos seguro de que funcionaría en alguna
circunstancia. Prefiero pensar en una
medida más de largo plazo para contener la apreciación del tipo de cambio real
como el balance estructural del presupuesto del Estado como tienen los chilenos
y como propusimos en el año 2001 con Jorge Gallardo. Pero de nuevo es una reforma estructural que
no conviene implementarla en este momento.
6. Las
reformas estructurales. Todos
estamos en favor de la maternidad, de los actos de virtud heroica y del helado
de manjar, pero de ahí a defender que todo lo que se debería hacer se tiene que
hacer en un solo momento, eso adolece de realismo político. En este momento tenemos un paciente con
paro cardíaco que debemos estabilizar, la fractura femoral importa y habrá que
tratarla, pero un muerto enyesado no entra ni en el ataúd. En este minuto pensar en las reformas
estructurales son un distractor.
Primero lo primero: la salud
En primer lugar, hay una
equivocación de fondo en estas propuestas, que si está claramente establecida
en la propuesta que hiciéramos con nuestros colegas (
http://foroeconomiaecuador.com/fee/author/joseluislima/).
Pero tal es el nivel de importancia de
enmarcar el problema que conviene reiterarlo para que se entienda.
Para nosotros debe haber tres
etapas: contención, transición y mitigación.
Ahora, el gobierno habla de 3 R, basadas en la idea de De la Torre, que
habla de hibernación, reseteo y reinicio (algo parecido a una reactivación con
nuevas reglas). Para nosotros, es
importante usar la terminología de salud: contención y mitigación, porque
nuestra visión del problema es cómo la economía apuntala las propuestas de
salud y no al revés. Adicionalmente,
creemos que es posible delimitar la cuarentena a 30 días (hasta fines de
abril), luego la transición 60 dias (hasta fines de junio) y la mitigación per
se de ahí para adelante.
Este tema está siendo subestimado
por los economistas, el shock de oferta es real, y si no se lo combate puede
que haya un rebrote de la pandemia que nos afecte; ahí sí de manera
fulminante. Por tanto, hace falta
trabajar en paralelo en los protocolos y la implementación de tests
estratificados, a partir del círculo relacionado a los contagiados, para iniciar
una ordenada y progresiva recuperación de la normalidad (etapa de transición),
hasta lograr masificar las pruebas en fase de mitigación del día 90 en
adelante. Etapa en donde habríamos podido alcanzar con éxito el objetivo de
abatir la curva de la pandemia a niveles manejables por el sistema de salud y
minimizado la posibilidad de rebrotes. Es decir, y nunca mejor expresado, una
vuelta a la nueva normalidad.
Segundo, falta un cable a
tierra
Lo otro que nos parece
importante, es insistir en que los tres pilares de nuestra propuesta eran: asegurar
los costos directos de las políticas de salud, asegurar el ingreso de las
familias que tenían trabajo y apuntalar la red de protección social para hacer
llegar ingresos o alimentación a las familias más pobres. Todo esto estuvo cuantificado y sustentado
con una estrategia de fondeo, que suponía plazos, fuentes y usos de
fondos. Sin embargo, aquí quisiéramos reiterar
la preeminencia los temas de salud. Lo
voy a poner en forma de un algoritmo:
Primero, salemos la vida de la
gente.
1.1
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Planificación e implementación
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Haz las medidas necesarias para asegurar la
atención de la salud que no permitan que el sistema se desborde de pacientes
sin poderlos atender y mueran por falta de auxilio: compra equipos de
protección, medicamentos, tests, respiradores y todo lo necesario para que la
curva de contagiados siempre este por debajo de la capacidad instalada.
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1.2
|
Planificación e implementación
|
Haz medidas de contención como distanciamiento
social en las actividades indispensables para la vida: hospitales, seguridad,
provisión de alimentos, servicios básicos, entre otros.
|
1.2.1
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Implementación
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Empieza a elaborar protocolos, estrategias para
testear (tests estratificados para grupos de riesgo), entre otros para
retomar paulatinamente las actividades.
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1.3
|
Planificación e implementación
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Haz que la gente que no entre en el grupo
anterior guarde una cuarentena absoluta para los grupos de riesgo y una
cuarentena con salvoconductos para las personas que necesitan abastecerse de
alimentos y medicinas para sus familiares.
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1.3.1
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Implementación
|
Exige el cumplimiento de las cuarentenas para
contener el virus o un rebrote haciendo uso de la fuerza pública, toda vez
que hayas asegurado el ingreso de las familias.
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1.4
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Control
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Corrige las medidas para adaptar la planificación
y la implementación a lo que vas aprendiendo, hasta que hayas conseguido el
objetivo de la nueva normalidad.
|
Segundo, una vez asegurado lo
anterior pensemos en cómo trabajar la reactivación. Podemos, irlo pensando, pero los fondos
requerido para la etapa anterior no nos permiten dedicar recursos ni implementar,
actividades de plena reactivación. Vale
decir, que, si hay unas actividades que al asistir a contener los ingresos de
los trabajadores y un mínimo de capital de trabajo, se podrían entender como de
reactivación, pero son de subsistencia.
Tercero, ¿de dónde sacamos la
plata?
Hemos dicho en detalle en nuestra
propuesta que la relación con los acreedores externos y la reestructuración de
la deuda externa es vital. Pero también
es importante reconocer que eso puede tardar un tiempo. Por eso hemos dicho, que los otros que
tendrían liquidez disponible para ponerla a trabajar en favor de todos
(incluidos ellos mismos) es la banca. La
banca en todo el mundo está consciente de que este es un problema, que, si no ayudamos
a financiar los problemas de liquidez transitoria de las empresas el sector
real, pueden caer en un problema de insolvencia. O dicho en términos económicos, todo shock
transitorio se financia. Por eso,
incluso gobierno chileno, de derecha y con una economía de mercado muy estricta
en materia financiera, aceptó participar en un proceso de financiamiento a
empresas pequeñas y medianas con un sistema de garantías que lo soporte. Nosotros hemos propuesto algo semejante. La propuesta de Pachano et al (2020) habla de
cuidar la liquidez y también la solvencia.
Es el típico ejemplo, de una recomendación estéril. Es el momento de la acción, no parece en
estos momentos que una recomendación a la inacción sea conveniente. Es más, pareciera como si en los momentos de crisis,
la banca quisiera aumentar indicadores liquidez para demostrar responsabilidad y
cumplimiento de normas macro-prudenciales; sin embargo, es todo lo contrario a
lo que debería recomendar la sana regulación y el buen análisis económico. Finalmente,
recomendar a todos los sectores que se exijan, pero no aplicárselo al de los
bancos es una recomendación de medias tintas, que no parece aplicarse con los
mismos criterios de excepcionalidad que se le pide a los demás sectores. Conviene recalcar que nuestro principio orientador
es hacer participar a la banca cuidando que no se contamine el sector
financiero.
Cuarto el derecho siempre
debió ser respecto de una realidad.
Esta idea que la realidad supero
a la legalidad suena muy sofisticada.
Pero para los estudiosos de la filosofía del derecho obedece a una
comprensión de la ley como una norma -norma jurídica. Sin embargo, esta no es la mas adecuada forma
de entender el derecho. Al menos, no a
la luz de la situación actual. Existe
pues la tradición clásica, para la cual, el derecho es la aplicación de la
justicia para determinadas cosas, para la <<res>>, como decían los
romanos. En este entendido, la cosa, la
persona y la justicia se relacionan con referencia a la realidad. Por eso la mayoría códigos civiles hablan de
cuando hay caso fortuito o fuerza mayor, donde todo tiene que ser revisado con
respecto a esa circunstancia, a esas condiciones que impone la realidad. Así que, decir que tenemos que renegociar los
acuerdos entre las partes como única manera de salir, no es nada nuevo, es más
bien algo muy viejo al cual el normativismo jurídico, al cual tan adepto somos
los ecuatorianos, a tendido a ocultar.
Ocultar al punto, que haya personas que consideren profunda la idea de
que la realidad superó a la legalidad.
Piensen por un momento en las
declaraciones de que el ecuatoriano tiene derecho al trabajo y derecho a la
salud que se proclama en nuestra constitución.
Piénsenlo en estos momentos de la pandemia del COVID-19. La aplicación del concepto de este concepto
de derecho no es respecto a una realidad que sea propia del sujeto, en este
caso el trabajador o el paciente, sino a una buena intención, algo deseable que
pertenece al campo de las aspiraciones, no de justicia conmutativa. A este concepto de las aspiraciones, por muy
legítimas y deseables que sean, se lo denomina en filosofía política: la justicia
distributiva. Es decir, pasamos del
campo del derecho al campo de la política.
Piensen, por ejemplo, ¿cómo podemos exigir el cumplimiento del derecho
al trabajo si no hay empresas viables?, o ¿cómo podemos exigir el derecho a la
atención de terapia intensiva si no hay camas de terapia intensiva con
ventilador en los hospitales? Otra cosa
muy distinta es que yo tengo el derecho al respeto de mi propiedad, o a exigir
que quien me robo algo me lo devuelva y sea castigado.
Sin alejarme del punto, el estado
al que podríamos llegar en el momento de superar la crisis de salud en las
relaciones laborales, de inquilinato, comerciales, tributarias es algo que
seguramente habrá que analizar en cada caso y según criterios que difícilmente
puedo agotar de mencionarlos. Lo único
que preocupa es que el concepto de la primacía de la realidad sea usado para
hacer un cambio radical sin tomar cuestiones particulares. Y si tal cosa fuera posible, estaríamos ya no
actuando en derecho sino en función de una visión política. Y eso, aunque no lo descarto, todavía no es
posible de plantearlo hasta que conozcamos los casos particulares.
Tan compleja es la repercusión de
la filosofía del derecho normativo, que todo el III Reich de Hitler se basó en
este concepto para justificar sus abusos.
De ahí data la famosa afirmación en el famoso juicio de Eichmann, de que
él estaba haciendo lo que indicaba la ley y los procedimientos, que el “solo
cumplía con lo que estaba estipulado” cuando enviaba a los judíos a las cámaras
de gas en los campos de concentración.
No es un tema menor, pero refleja las implicaciones prácticas que se
permiten en esta concepción de que hay que cambiar la norma y generalizarla
para establecer que se resuelvan todos los casos de incumplimiento que se van a
suscitar. Esto de Pachano et al (2020)
me parece que es un anuncio genérico que no aporta en nada a los miles de
problemas prácticos que tendremos que ir resolviendo y que sospecho pueden
causar más de un problema. Diría en todo
caso, más de una injusticia, en el sentido de no dar a cada uno lo que le
pertenece.
Esto me hace recordar a los mitos
griegos de Zeus y sus dioses en el Olimpo.
A veces los dioses griegos se equivocaban. No me cansaré de repetirlo, los del
<<establishment>> se equivocan.
Y aunque yo no me creo Jasón y mis colegas no son los argonautas tenemos
serias dudas de que insistir en los puntos equivocados puede terminar haciendo que
el remedio sea peor que la enfermedad.
¿Y qué más podemos hacer?
Antes de terminar, quiero
referirme que más allá de la discusión económica y epidemiológica, está la
discusión política. En ese sentido, las
declaraciones del PSC el día de hoy indicando que si no corrigen se “convocará
a una consulta popular de iniciativa ciudadana” es una muestra del nivel de
problemas que tendrá la propuesta del gobierno o cualquier propuesta que no
acierte en como tomar en cuenta los verdaderos asuntos de gobierno como lo que
son, asuntos políticos.
Los que hemos estudiado otras
reformas económicas, en Ecuador por ejemplo con la dolarización y la
eliminación de subsidio a los combustibles, argumentamos que las reformas
económicas, y estas reformas entrarían dentro de esta categoría, deben ser
presentadas como dentro de un esquema de cuatro etapas:
1. Contenido/Diseño
de la propuesta.
2. Grupos
de interés.
3. Comunicación
y discurso político.
4. Implementación.
Estas etapas se explican por si
solas, y serán la base de un nuevo paquete de recomendaciones para ayudar a que
el país logre sacar alguna propuesta con éxito.
Estaremos trabajando en esto y esperamos tenerla en los próximos días. Siendo un constructor y siendo además
especialista en instalación de tuberías no quiero dejar de compartir esta
bonita comparación sacada del mundo del cine.
A petición de mi hijo, en esta cuarentena, tuve la oportunidad de ver por
primera vez, una de las películas más acarteladas de la historia: The Shawshank
Redemption. De ahí saco las siguientes líneas:
Morgan Freeman narra la
escapatoria de su colega de celda, el prisionero Andy Dufresne, interpretado
por Tim Robbins, con las siguientes palabras: “luego de cavar un túnel en los
muros de la cárcel por casi 20 años, Andy Dufresne, tuvo que sumergirse primero
en aguas de mierda por 500 metros en una tubería para finalmente conseguir su
libertad”. Y Tim Robins le replicará en
un flasback: “Red, no hay nada más bonito que la esperanza. Por eso, es que, la esperanza nunca
muere”. Así explico mis sentimientos
respecto a la situación de la propuesta, recién hemos cavado el túnel, todavía
falta mucho por recorrer, ¡no perdamos la esperanza!