sábado, 25 de abril de 2020

So you think we need Bukele?




Ecuador está dolarizado desde el 2000, Salvador desde el 2001; sin embargo, las tasas de interés salvadoreñas se redujeron al 6% inmediatamente después de la dolarización mientras que los ecuatorianos recién han convergido a una tasa del 9% en los últimos 5 años de dolarización.  Finalmente, la razón de crédito en el Salvador llega a la mitad del PIB, mientras que Ecuador apenas supera el 25%.  


Evidentemente, se presentan una colección de interrogantes respecto a esta situación.  ¿Por qué no han podido converger las tasas de interés más rápidamente en el Ecuador? ¿Por qué no terminan de converger las tasas interés de Ecuador a promedios mas parecidos al resto del mundo? ¿Es conveniente que los niveles y los márgenes de intervención se mantengan altos? ¿Existen políticas de regulación, competencia o reformas institucionales que puedan conseguir dichos resultados? ¿Es políticamente viable conseguir ese objetivo?
Difícilmente podríamos justificar un nivel tan bajo de penetración financiera, tanto de instituciones bancarias como de mercados financieros, como el que se observa en el Ecuador.  Por último, los márgenes de intermediación financiera son elevados con relación a los comparables y a los de los promedios de la región.  Adicionalmente, esos márgenes han cedido en los momentos en que la intervención pública ha forzado un control restrictivo sobre las tasas, lo que nos hace pensar que cierto poder mercado podría explicar una tasa ineficientemente alta. Nótese como la tasa real activa referencial del sector premium (la tasa productiva corporativa se mantuvo, en promedio, en 3% hasta el 2015 (oscilo entre 0 y 6% del 2008 al 2015), momento cúspide la tensión entre gobierno y la banca, antes de que empezara aflojar por la crisis del petrolero de fines del 2015, el terremoto del 2016, las elecciones del 2017 y todo el período del actual gobierno.
Finalmente, aunque se podría argumentar que el sistema bancario que poseemos es un resultado endógeno de las instituciones ecuatorianas, y que este podría justificarse económicamente como una respuesta a un entorno económico hostil y otrora insolvente e ilíquido (causante importante de la dolarización del Ecuador); en la práctica ese mismo sistema concentrado y de altos márgenes y niveles de intermediación, no ha podido o no ha querido, utilizar esas fortalezas para profundizar el acceso a crédito al sector privado.  Y en esta coyuntura de la pandemia se muestra adverso a participar financiando al sector real cuando para muchas empresas este shock transitorio, de no financiarse, puede convertirse en un shock permanente de solvencia, agravando a un más la situación del sector real y por ende del propio sistema financiero.  afectado por la severa crisis de oferta producida por la pandemia.
Aunque todavía es muy temprano para emitir un juicio definitivo, surge la reflexión más importante: si el sistema no ha podido bajar las tasas, si tampoco le permite acceso a una proporción importante de la economía (en comparación con otros países) y no es capaz de ayudar a solventar una crisis de liquidez que requiere el sector real; entonces, que podemos hacer para hacer al sistema financiero más dinámico que nos permita reducir tasas de interés, aumentar el acceso y profundidad del sistema financiero.  ¿Qué debemos hacer para conseguir un sistema financiero que nos permita alcanzar mejores niveles de desarrollo por la vía de una intermediación más eficiente, más estable y capaz de asegurar mejor los riesgos a los que se enfrenta nuestra economía?  Si uno lo analiza de esta manera, no hay forma de dejar de pensar en cómo conseguir buenas respuestas a estas preguntas. 
Aunque no sirva como ejemplo a seguir, debido a que no tenemos capacidad de emisión, sirve de ejemplo de cómo difieren las actitudes de los grupos de interés de los banqueros ante la crisis.  En Chile se está discutiendo la ayuda del Estado, a través de la banca central, para comprar cartera del ministerio de finanzas que se utilizará para emitir garantías que apalanquen a los bancos privados que prestan recursos las MIPYMES.  Para esto se piensa en una reforma constitucional que permita violar la regla de independencia del banco central.  Mientras tanto, aquí en Ecuador mandamos una ley, que de suyo podría ser conveniente en otro momento económico para evitar alternativas de financiamiento al gobierno a través del banco central.  ¿Será que el gobierno, que ha mostrado falta de claridad en el manejo de esta crisis, ahora se propone seguir muy firmemente las disposiciones que la banca por creerlas como las más convenientes? ¿Será que creen que por sostener una reforma legal extemporánea y en alguna medida contraproducente, por exacerbar las discusiones políticas en la Asamblea, vamos a conseguir alguna respecto de lo que realmente importa para el desarrollo del país?
¿Será que el mismo presidente que nos toma como ejemplo, sobre la base de la información de los fake news, de que en Guayaquil se queman a los muertos en las calles públicas; y que ordena a la banca privada de su país, a través de Twitter, a que no le retengan un centavo de las transferencias de protección social a los depositantes, ¿también necesita venir a dar clases de economía?  ¿Será que necesitamos a Bukele en Ecuador?  Ya dicen que mandaron a traer a sus asesores, así que prepárense, y cuidado nos sale el tiro por la culata.

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