sábado, 25 de abril de 2020

So you think we need Bukele?




Ecuador está dolarizado desde el 2000, Salvador desde el 2001; sin embargo, las tasas de interés salvadoreñas se redujeron al 6% inmediatamente después de la dolarización mientras que los ecuatorianos recién han convergido a una tasa del 9% en los últimos 5 años de dolarización.  Finalmente, la razón de crédito en el Salvador llega a la mitad del PIB, mientras que Ecuador apenas supera el 25%.  


Evidentemente, se presentan una colección de interrogantes respecto a esta situación.  ¿Por qué no han podido converger las tasas de interés más rápidamente en el Ecuador? ¿Por qué no terminan de converger las tasas interés de Ecuador a promedios mas parecidos al resto del mundo? ¿Es conveniente que los niveles y los márgenes de intervención se mantengan altos? ¿Existen políticas de regulación, competencia o reformas institucionales que puedan conseguir dichos resultados? ¿Es políticamente viable conseguir ese objetivo?
Difícilmente podríamos justificar un nivel tan bajo de penetración financiera, tanto de instituciones bancarias como de mercados financieros, como el que se observa en el Ecuador.  Por último, los márgenes de intermediación financiera son elevados con relación a los comparables y a los de los promedios de la región.  Adicionalmente, esos márgenes han cedido en los momentos en que la intervención pública ha forzado un control restrictivo sobre las tasas, lo que nos hace pensar que cierto poder mercado podría explicar una tasa ineficientemente alta. Nótese como la tasa real activa referencial del sector premium (la tasa productiva corporativa se mantuvo, en promedio, en 3% hasta el 2015 (oscilo entre 0 y 6% del 2008 al 2015), momento cúspide la tensión entre gobierno y la banca, antes de que empezara aflojar por la crisis del petrolero de fines del 2015, el terremoto del 2016, las elecciones del 2017 y todo el período del actual gobierno.
Finalmente, aunque se podría argumentar que el sistema bancario que poseemos es un resultado endógeno de las instituciones ecuatorianas, y que este podría justificarse económicamente como una respuesta a un entorno económico hostil y otrora insolvente e ilíquido (causante importante de la dolarización del Ecuador); en la práctica ese mismo sistema concentrado y de altos márgenes y niveles de intermediación, no ha podido o no ha querido, utilizar esas fortalezas para profundizar el acceso a crédito al sector privado.  Y en esta coyuntura de la pandemia se muestra adverso a participar financiando al sector real cuando para muchas empresas este shock transitorio, de no financiarse, puede convertirse en un shock permanente de solvencia, agravando a un más la situación del sector real y por ende del propio sistema financiero.  afectado por la severa crisis de oferta producida por la pandemia.
Aunque todavía es muy temprano para emitir un juicio definitivo, surge la reflexión más importante: si el sistema no ha podido bajar las tasas, si tampoco le permite acceso a una proporción importante de la economía (en comparación con otros países) y no es capaz de ayudar a solventar una crisis de liquidez que requiere el sector real; entonces, que podemos hacer para hacer al sistema financiero más dinámico que nos permita reducir tasas de interés, aumentar el acceso y profundidad del sistema financiero.  ¿Qué debemos hacer para conseguir un sistema financiero que nos permita alcanzar mejores niveles de desarrollo por la vía de una intermediación más eficiente, más estable y capaz de asegurar mejor los riesgos a los que se enfrenta nuestra economía?  Si uno lo analiza de esta manera, no hay forma de dejar de pensar en cómo conseguir buenas respuestas a estas preguntas. 
Aunque no sirva como ejemplo a seguir, debido a que no tenemos capacidad de emisión, sirve de ejemplo de cómo difieren las actitudes de los grupos de interés de los banqueros ante la crisis.  En Chile se está discutiendo la ayuda del Estado, a través de la banca central, para comprar cartera del ministerio de finanzas que se utilizará para emitir garantías que apalanquen a los bancos privados que prestan recursos las MIPYMES.  Para esto se piensa en una reforma constitucional que permita violar la regla de independencia del banco central.  Mientras tanto, aquí en Ecuador mandamos una ley, que de suyo podría ser conveniente en otro momento económico para evitar alternativas de financiamiento al gobierno a través del banco central.  ¿Será que el gobierno, que ha mostrado falta de claridad en el manejo de esta crisis, ahora se propone seguir muy firmemente las disposiciones que la banca por creerlas como las más convenientes? ¿Será que creen que por sostener una reforma legal extemporánea y en alguna medida contraproducente, por exacerbar las discusiones políticas en la Asamblea, vamos a conseguir alguna respecto de lo que realmente importa para el desarrollo del país?
¿Será que el mismo presidente que nos toma como ejemplo, sobre la base de la información de los fake news, de que en Guayaquil se queman a los muertos en las calles públicas; y que ordena a la banca privada de su país, a través de Twitter, a que no le retengan un centavo de las transferencias de protección social a los depositantes, ¿también necesita venir a dar clases de economía?  ¿Será que necesitamos a Bukele en Ecuador?  Ya dicen que mandaron a traer a sus asesores, así que prepárense, y cuidado nos sale el tiro por la culata.

miércoles, 15 de abril de 2020

La Propuesta del 1 de Abril del 2020

(http://foroeconomiaecuador.com/fee/author/joseluislima/

La Primacía de lo Político


“La tragedia de cierta modernidad -igual liberal que socialista- es en haber declarado que la economía es lo primero”.
Escribo este artículo en respuesta a las propuestas de reforma económica decididas por el Ejecutivo.  En esta ocasión, no me quiero referir solamente a los principios que orientan esa propuesta.  Conviene indicar, que junto a unos colegas también presentamos una propuesta económica para ayudar a apuntalar las políticas de salud (confrontar http://foroeconomiaecuador.com/fee/author/joseluislima/). De suyo toda propuesta es perfectible, y esta del gobierno no es la excepción, aunque toma muchos elementos que nosotros también habíamos recomendado, la propuesta erra fundamentalmente por dos razones. 
Primero, no toma en cuenta las restricciones prácticas y legales de traducir en acciones efectivas, y de manera inmediata, las limitaciones cuerpos burocráticos tienen (por la vía de fideicomisos y directorios) para manejar recursos de desembolsos externos y contribuciones privadas o impuestos.  Segundo, hacen tabla la raza de las restricciones de economía política asumiendo una simplicidad que raya en lo insólito: para los desafíos de una renegociación de la deuda externa, la reducción de salarios en el sector público y la elevación de impuestos; como si no hubieran aprendido la más mínima lección de los hechos ocurridos en las manifestaciones violentas de octubre del 2019.  Pero a pesar eso, el refinamiento de las propuestas económicas deberá esperar, pasan a un segundo plano hasta que se haya resuelto el problema fundamental: la primacía de lo político.
Se dice equivocadamente que en estos momentos debemos dejar a los técnicos, en este caso los economistas, que resuelvan lo que más conviene al país.  El argumento, es que es un tema complejo y no se lo puede dejar en manos de los políticos.
Mi respuesta a tal comentario me trae la mente aquella afirmación: “la economía es demasiado importante para dejársela solamente a los economistas”.  Déjenme que se los explique, siendo yo mismo un economista orgulloso de mi profesión. El problema de fondo es que, esta propuesta o cualquier otra, no es exclusivamente sobre materia económica; y aun en aquella parte que sí lo es, obedece a criterios normativos.  Por ejemplo, de qué se trata entonces la consideración de cuándo será conveniente dejar que las personas circulen libremente sino de una decisión informada por la epidemiología y un criterio de decisión que pondere los riesgos de una determinada acción política.  Así también, cuando estimamos la caída de ingresos fiscales o la destrucción de empleos, la estrategia de fondeo de las propuestas, los montos de gastos para protección social y para contener la economía, y la no menos importante decisión de cómo distribuir esos costos entre la sociedad.  No estamos haciendo acaso preguntas con carácter prospectivo que no se limitan a modelos matemáticos y empíricos.  Son todas preguntas para las cuales la economía, si bien esta preparada, no dejan de tener un componente subjetivo que obedecen a una visión de lo que consideramos éticamente conveniente.
En lo que sí tienen razón, siguiendo el relato de la tecnocracia, es que no podemos dejarlo en manos de cualquier clase política.  Es decir, deberíamos dejar afuera la política preocupada en sus intereses particulares, la política de los escándalos de Arroz Verde y los negociados de las mascarillas y respiradores en el IESS (a esos expresidentes que los termine de procesar la justicia).  Es tiempo que decisiones de tanta trascendencia sean legítimamente consideradas y ejecutadas por los poderes constituidos en conjunto con la sociedad civil.
Esto significa que no podemos pensar que en los sistemas democráticos tomemos decisiones como si fueran una empresa privada, haciendo la política en una esquina para que el propietario escoja lo que mejor le conviene desde su perspectiva económica.  Peor aún, que un grupo de tecnócratas que nadie los ha elegido, entre ellos me incluyo, creamos que sea válida por fuerza de una autoridad que carecemos, que como hemos dicho no proviene de una verdad científica indiscutible.  Si ese fuera el caso, no habría tantos criterios divergentes.
Déjenme recordar la historia económica reciente del Ecuador.  En el año 2000, cuando el presidente Mahuad decidió dolarizar lo hizo porque lo consideró políticamente adecuado en esas circunstancias y porque había una minoría que le daba autoridad para creer que podría tener éxito.  Y la decisión la tomó a pesar de que, en esas circunstancias, el mismo se había manifestado en contra a la dolarización -basta recordar sus declaraciones de salto al vacío- y de que tanto el presidente como la gerente del banco central no consideraban “técnicamente” conveniente la medida.  Sin embargo, en contra de la opinión inefable del FMI, Ana Lucia Armijos, Pablo Better, Virginia Fierro se dolarizó y el país logro salir con éxito de esa encrucijada.
En la mitología griega, el rey Midas, era un rey que todo lo que tocaba se convertía en oro.  Algunos, creen que la presencia del rey Midas sería nuestra salvación.  De hecho, yo también coincido en que la buena formación profesional y la experiencia son claves para el éxito en estas circunstancias.  Habría que preguntarse, por qué no ponemos al rey Midas a que se haga cargo y tratemos de ayudarlo todos.  Sin embargo, dejamos la economía en manos de buenas personas, pero no necesariamente las más adecuadas para el cargo.  Ya nos pasó en el ministerio de salud y antes no pasó en comercio e industrias.  Mi última recomendación, amén de todas las anteriores, es que el rey Midas se moje el poncho y de un paso al frente, todos los ecuatorianos estamos dispuesto a apoyarlo.




Pachano et al.




Muchos sectores de la sociedad han planteado medidas para salir de la crisis en materia de salud, porque nos urge para salvar la vida de los contagiados; y en materia económica, porque serán importantes para mantener la unidad social y evitar la quiebra del sistema productivo, de todos aquellos que no hemos sido contagiados y que necesitamos seguir adelante. 
En materia económica, hay los de visión tradicionalista-activista que proponen medidas contra cíclicas -mirándose al espejo de otras crisis como si esta fuera una crisis de demanda convencional y cómo si no supieran de la insostenibilidad fiscal del Ecuador; hay de los que proponen medidas procíclicas acostumbrados a pedir reducción de impuestos, reducción del gasto público, respeto del estado de derecho, hoy sin falta de sensibilidad y un negacionismo de la realidad proponen el mismo jarabe; los hay del tipo de los liberales criollos, que creen que este es un momento para dejar a la libertad individual decidir por ellos mismos y se oponen incluso a las medidas de cuarentena o distanciamiento social -hacen gala de la expresión que la <<ignorancia es atrevida>>; y finalmente están los socialistas/populistas, que hablan de elevar impuestos a la renta, imponer aranceles al comercio, cerrar el flujo de capitales y obligar a los empresarios a que se hagan cargo con los miles de millones que dicen tener en paraísos fiscales -habrá que suponer que también están pensando en los miles de millones que se robaron y de los cuales el caso de Arroz Verde es solo un botón. 
No me voy a referir a ninguno de ellos, puesto que cualquiera con tres dedos de frente se daría cuente de lo limitadas, irrelevantes, poco aplicables y hasta inmorales, que son algunas de esas recomendaciones.   Me voy a referir a un grupo de economistas, que han hecho una propuesta un poco más elaborada, y a la cual la he denominado: la propuesta del <<establishment>>.  Me refiero a las propuestas encabezadas por Pachano et al (2020): Augusto de la Torre, Alberto Dahik, Abelardo Pachano, Cesar Robalino, Mauricio Pozo, entre otros. Todas estas personas, son conocidas como personas de bien, buenos profesionales -algunos mejores que otros-; pero en todo caso, bien intencionados, y para más de una, les guardamos consideración y estima por lo que en otros momentos han hecho o han sabido reclamar en favor de los más caros intereses del país. 
En todo caso, tanto por lo importante que es una voz de autoridad semejante, cuanto por el hecho de que las circunstancias del Ecuador ameritan estar seguro de cuál es la verdadera solución, ya que el tiempo para actuar se nos agota, me atrevo a advertir lo que advierto: ¡la recomendación que están dando es equivocada, y se equivocan por un kilómetro! 
A continuación, analizo las seis recomendaciones y unos breves comentarios a cada una, para después centrarme en lo más importante:
1.      Reducción de sueldos y salarios del sector público en $2,000 millones.  Para todo aquel con un martillo, todo problema es un clavo.  La gran masa laboral del sector público (i.e. 65%) corresponde a sueldos de médicos, fuerza pública y profesores.   Con lo cual, esta medida es irrealista si estamos pensando en excluirlos a ellos.  A no ser que seamos tan insensibles de pensar en bajarle el sueldo justamente a las personas que están arriesgando sus vidas por nosotros.  No soy populista, creo en la idea del gobierno limitado, pero esto es algo que se puede hacer desde el Ejecutivo conociendo cada programa, cada objetivo y cada resultado dentro del presupuesto general del Estado.  Esto es una tarea que no tiene que ir a la Asamblea, y consistirá para algunos casos, despedir y no renovar, en otros aumentar el sueldo y en muchos otros eliminar los puestos.  El actual gobierno tuvo dos años y no hay ni pistas de ese esfuerzo.  Ahora no es el momento de hacer esa tarea, porque va en contravía con las medidas de habilitar de ingresos a la gente y porque genera una resistencia política innecesaria en contra del gobierno.
2.      La eliminación de los subsidios a los combustibles.  De acuerdo, después de todo tampoco son malos economistas.  Pero vale decir, que en este momento tampoco sería prioritario, de no mediar el hecho que nuestra una fuente creíble de financiamiento es asegurar desembolsos externos y reestructurar el servicio de la deuda externa de manera integral.  Esto es, la única manera de llegar a un acuerdo creíble con nuestros acreedores externos, deuda comercial y bilateral, es comprometiéndose a mejorar la sostenibilidad del endeudamiento con una medida histórica como la eliminación del subsidio a los combustibles.  Otra razón por la que la apoyo es que coincidentemente no tendrá un costo en elevación de precios en el horizonte de corto plazo, por lo cual su viabilidad política es más razonable. 
3.      Pretenden un cambio del marco legal generalizado, porque según ellos, la realidad superó a la legalidad. Esto es un lugar común, se está convirtiendo en el nuevo mantra, que hay desmontarlo con la filosofía del derecho.  Por la novedad de la idea la voy a explicar con más detenimiento, pero creo que están equivocados.  La razón:  ¡Nadie se muere en las vísperas!
4.      Cuidar la solvencia y la liquidez de los bancos y cooperativas.  Este es un dilema, cuya forma de plantearlo no ayuda en ninguna manera a las decisiones que se pueden tomar respecto de este sector.  Se vuelve casi una tautología inocua, una recomendación de ir para adelante a la vez que se va para atrás.  Mucho mas útil seria que, despojado de conflictos intereses, afirmen algo cómo es importante el rol de la banca, hay que cuidar que no se contaminen de los problemas del sector real pero hay que apuntalar con estructuras de garantías publicas y externas la operación de créditos que viabilicen el sistema económico. 
5.      El fondo de compensación entre privados.  Básicamente, es el timbre de Dahik y Correa del 2016, pero sin intervención del gobierno que sirva con afanes recaudatorios.  ¡Es la misma chola con otro calzón! Adicionalmente, este instrumento podría servir para una medida temporal y de compensación limitada, mas no sirve para resolver un problema de acceso a mercados (por la caída de demanda de nuestros commodities) y por la magnitud del desplome de los términos de intercambio (sobre todo del orden de un 50% de las exportaciones petroleras).  Por tanto, considero que este es un instrumento novelero que nada tiene que hacer en estas circunstancias, y que ni si quiera estamos seguro de que funcionaría en alguna circunstancia.  Prefiero pensar en una medida más de largo plazo para contener la apreciación del tipo de cambio real como el balance estructural del presupuesto del Estado como tienen los chilenos y como propusimos en el año 2001 con Jorge Gallardo.  Pero de nuevo es una reforma estructural que no conviene implementarla en este momento.
6.      Las reformas estructurales.  Todos estamos en favor de la maternidad, de los actos de virtud heroica y del helado de manjar, pero de ahí a defender que todo lo que se debería hacer se tiene que hacer en un solo momento, eso adolece de realismo político.  En este momento tenemos un paciente con paro cardíaco que debemos estabilizar, la fractura femoral importa y habrá que tratarla, pero un muerto enyesado no entra ni en el ataúd.  En este minuto pensar en las reformas estructurales son un distractor.
Primero lo primero: la salud
En primer lugar, hay una equivocación de fondo en estas propuestas, que si está claramente establecida en la propuesta que hiciéramos con nuestros colegas (http://foroeconomiaecuador.com/fee/author/joseluislima/).  Pero tal es el nivel de importancia de enmarcar el problema que conviene reiterarlo para que se entienda.
Para nosotros debe haber tres etapas: contención, transición y mitigación.  Ahora, el gobierno habla de 3 R, basadas en la idea de De la Torre, que habla de hibernación, reseteo y reinicio (algo parecido a una reactivación con nuevas reglas).  Para nosotros, es importante usar la terminología de salud: contención y mitigación, porque nuestra visión del problema es cómo la economía apuntala las propuestas de salud y no al revés.  Adicionalmente, creemos que es posible delimitar la cuarentena a 30 días (hasta fines de abril), luego la transición 60 dias (hasta fines de junio) y la mitigación per se de ahí para adelante. 
Este tema está siendo subestimado por los economistas, el shock de oferta es real, y si no se lo combate puede que haya un rebrote de la pandemia que nos afecte; ahí sí de manera fulminante.  Por tanto, hace falta trabajar en paralelo en los protocolos y la implementación de tests estratificados, a partir del círculo relacionado a los contagiados, para iniciar una ordenada y progresiva recuperación de la normalidad (etapa de transición), hasta lograr masificar las pruebas en fase de mitigación del día 90 en adelante. Etapa en donde habríamos podido alcanzar con éxito el objetivo de abatir la curva de la pandemia a niveles manejables por el sistema de salud y minimizado la posibilidad de rebrotes. Es decir, y nunca mejor expresado, una vuelta a la nueva normalidad.
Segundo, falta un cable a tierra
Lo otro que nos parece importante, es insistir en que los tres pilares de nuestra propuesta eran: asegurar los costos directos de las políticas de salud, asegurar el ingreso de las familias que tenían trabajo y apuntalar la red de protección social para hacer llegar ingresos o alimentación a las familias más pobres.  Todo esto estuvo cuantificado y sustentado con una estrategia de fondeo, que suponía plazos, fuentes y usos de fondos.  Sin embargo, aquí quisiéramos reiterar la preeminencia los temas de salud.  Lo voy a poner en forma de un algoritmo:
Primero, salemos la vida de la gente.
1.1
Planificación e implementación
Haz las medidas necesarias para asegurar la atención de la salud que no permitan que el sistema se desborde de pacientes sin poderlos atender y mueran por falta de auxilio: compra equipos de protección, medicamentos, tests, respiradores y todo lo necesario para que la curva de contagiados siempre este por debajo de la capacidad instalada.
1.2
Planificación e implementación
Haz medidas de contención como distanciamiento social en las actividades indispensables para la vida: hospitales, seguridad, provisión de alimentos, servicios básicos, entre otros. 
1.2.1
Implementación
Empieza a elaborar protocolos, estrategias para testear (tests estratificados para grupos de riesgo), entre otros para retomar paulatinamente las actividades.
1.3
Planificación e implementación
Haz que la gente que no entre en el grupo anterior guarde una cuarentena absoluta para los grupos de riesgo y una cuarentena con salvoconductos para las personas que necesitan abastecerse de alimentos y medicinas para sus familiares.
1.3.1
Implementación
Exige el cumplimiento de las cuarentenas para contener el virus o un rebrote haciendo uso de la fuerza pública, toda vez que hayas asegurado el ingreso de las familias.
1.4
Control
Corrige las medidas para adaptar la planificación y la implementación a lo que vas aprendiendo, hasta que hayas conseguido el objetivo de la nueva normalidad.

Segundo, una vez asegurado lo anterior pensemos en cómo trabajar la reactivación.  Podemos, irlo pensando, pero los fondos requerido para la etapa anterior no nos permiten dedicar recursos ni implementar, actividades de plena reactivación.  Vale decir, que, si hay unas actividades que al asistir a contener los ingresos de los trabajadores y un mínimo de capital de trabajo, se podrían entender como de reactivación, pero son de subsistencia.
Tercero, ¿de dónde sacamos la plata?
Hemos dicho en detalle en nuestra propuesta que la relación con los acreedores externos y la reestructuración de la deuda externa es vital.  Pero también es importante reconocer que eso puede tardar un tiempo.  Por eso hemos dicho, que los otros que tendrían liquidez disponible para ponerla a trabajar en favor de todos (incluidos ellos mismos) es la banca.  La banca en todo el mundo está consciente de que este es un problema, que, si no ayudamos a financiar los problemas de liquidez transitoria de las empresas el sector real, pueden caer en un problema de insolvencia.  O dicho en términos económicos, todo shock transitorio se financia.  Por eso, incluso gobierno chileno, de derecha y con una economía de mercado muy estricta en materia financiera, aceptó participar en un proceso de financiamiento a empresas pequeñas y medianas con un sistema de garantías que lo soporte.  Nosotros hemos propuesto algo semejante.  La propuesta de Pachano et al (2020) habla de cuidar la liquidez y también la solvencia.  Es el típico ejemplo, de una recomendación estéril.  Es el momento de la acción, no parece en estos momentos que una recomendación a la inacción sea conveniente.  Es más, pareciera como si en los momentos de crisis, la banca quisiera aumentar indicadores liquidez para demostrar responsabilidad y cumplimiento de normas macro-prudenciales; sin embargo, es todo lo contrario a lo que debería recomendar la sana regulación y el buen análisis económico. Finalmente, recomendar a todos los sectores que se exijan, pero no aplicárselo al de los bancos es una recomendación de medias tintas, que no parece aplicarse con los mismos criterios de excepcionalidad que se le pide a los demás sectores.  Conviene recalcar que nuestro principio orientador es hacer participar a la banca cuidando que no se contamine el sector financiero.
Cuarto el derecho siempre debió ser respecto de una realidad.
Esta idea que la realidad supero a la legalidad suena muy sofisticada.  Pero para los estudiosos de la filosofía del derecho obedece a una comprensión de la ley como una norma -norma jurídica.  Sin embargo, esta no es la mas adecuada forma de entender el derecho.  Al menos, no a la luz de la situación actual.  Existe pues la tradición clásica, para la cual, el derecho es la aplicación de la justicia para determinadas cosas, para la <<res>>, como decían los romanos.  En este entendido, la cosa, la persona y la justicia se relacionan con referencia a la realidad.  Por eso la mayoría códigos civiles hablan de cuando hay caso fortuito o fuerza mayor, donde todo tiene que ser revisado con respecto a esa circunstancia, a esas condiciones que impone la realidad.  Así que, decir que tenemos que renegociar los acuerdos entre las partes como única manera de salir, no es nada nuevo, es más bien algo muy viejo al cual el normativismo jurídico, al cual tan adepto somos los ecuatorianos, a tendido a ocultar.  Ocultar al punto, que haya personas que consideren profunda la idea de que la realidad superó a la legalidad.
Piensen por un momento en las declaraciones de que el ecuatoriano tiene derecho al trabajo y derecho a la salud que se proclama en nuestra constitución.  Piénsenlo en estos momentos de la pandemia del COVID-19.  La aplicación del concepto de este concepto de derecho no es respecto a una realidad que sea propia del sujeto, en este caso el trabajador o el paciente, sino a una buena intención, algo deseable que pertenece al campo de las aspiraciones, no de justicia conmutativa.  A este concepto de las aspiraciones, por muy legítimas y deseables que sean, se lo denomina en filosofía política: la justicia distributiva.  Es decir, pasamos del campo del derecho al campo de la política.  Piensen, por ejemplo, ¿cómo podemos exigir el cumplimiento del derecho al trabajo si no hay empresas viables?, o ¿cómo podemos exigir el derecho a la atención de terapia intensiva si no hay camas de terapia intensiva con ventilador en los hospitales?  Otra cosa muy distinta es que yo tengo el derecho al respeto de mi propiedad, o a exigir que quien me robo algo me lo devuelva y sea castigado.
Sin alejarme del punto, el estado al que podríamos llegar en el momento de superar la crisis de salud en las relaciones laborales, de inquilinato, comerciales, tributarias es algo que seguramente habrá que analizar en cada caso y según criterios que difícilmente puedo agotar de mencionarlos.  Lo único que preocupa es que el concepto de la primacía de la realidad sea usado para hacer un cambio radical sin tomar cuestiones particulares.  Y si tal cosa fuera posible, estaríamos ya no actuando en derecho sino en función de una visión política.  Y eso, aunque no lo descarto, todavía no es posible de plantearlo hasta que conozcamos los casos particulares.
Tan compleja es la repercusión de la filosofía del derecho normativo, que todo el III Reich de Hitler se basó en este concepto para justificar sus abusos.  De ahí data la famosa afirmación en el famoso juicio de Eichmann, de que él estaba haciendo lo que indicaba la ley y los procedimientos, que el “solo cumplía con lo que estaba estipulado” cuando enviaba a los judíos a las cámaras de gas en los campos de concentración.  No es un tema menor, pero refleja las implicaciones prácticas que se permiten en esta concepción de que hay que cambiar la norma y generalizarla para establecer que se resuelvan todos los casos de incumplimiento que se van a suscitar.  Esto de Pachano et al (2020) me parece que es un anuncio genérico que no aporta en nada a los miles de problemas prácticos que tendremos que ir resolviendo y que sospecho pueden causar más de un problema.  Diría en todo caso, más de una injusticia, en el sentido de no dar a cada uno lo que le pertenece.
Esto me hace recordar a los mitos griegos de Zeus y sus dioses en el Olimpo.  A veces los dioses griegos se equivocaban.  No me cansaré de repetirlo, los del <<establishment>> se equivocan.  Y aunque yo no me creo Jasón y mis colegas no son los argonautas tenemos serias dudas de que insistir en los puntos equivocados puede terminar haciendo que el remedio sea peor que la enfermedad.
¿Y qué más podemos hacer?
Antes de terminar, quiero referirme que más allá de la discusión económica y epidemiológica, está la discusión política.  En ese sentido, las declaraciones del PSC el día de hoy indicando que si no corrigen se “convocará a una consulta popular de iniciativa ciudadana” es una muestra del nivel de problemas que tendrá la propuesta del gobierno o cualquier propuesta que no acierte en como tomar en cuenta los verdaderos asuntos de gobierno como lo que son, asuntos políticos.
Los que hemos estudiado otras reformas económicas, en Ecuador por ejemplo con la dolarización y la eliminación de subsidio a los combustibles, argumentamos que las reformas económicas, y estas reformas entrarían dentro de esta categoría, deben ser presentadas como dentro de un esquema de cuatro etapas:
1.      Contenido/Diseño de la propuesta.
2.      Grupos de interés.
3.      Comunicación y discurso político.
4.      Implementación.
Estas etapas se explican por si solas, y serán la base de un nuevo paquete de recomendaciones para ayudar a que el país logre sacar alguna propuesta con éxito.  Estaremos trabajando en esto y esperamos tenerla en los próximos días.  Siendo un constructor y siendo además especialista en instalación de tuberías no quiero dejar de compartir esta bonita comparación sacada del mundo del cine.  A petición de mi hijo, en esta cuarentena, tuve la oportunidad de ver por primera vez, una de las películas más acarteladas de la historia: The Shawshank  Redemption.  De ahí saco las siguientes líneas:
Morgan Freeman narra la escapatoria de su colega de celda, el prisionero Andy Dufresne, interpretado por Tim Robbins, con las siguientes palabras: “luego de cavar un túnel en los muros de la cárcel por casi 20 años, Andy Dufresne, tuvo que sumergirse primero en aguas de mierda por 500 metros en una tubería para finalmente conseguir su libertad”.  Y Tim Robins le replicará en un flasback: “Red, no hay nada más bonito que la esperanza.  Por eso, es que, la esperanza nunca muere”.  Así explico mis sentimientos respecto a la situación de la propuesta, recién hemos cavado el túnel, todavía falta mucho por recorrer, ¡no perdamos la esperanza!