domingo, 3 de octubre de 2021

Sie Lasso

La postura de Nebot oponiéndose al proyecto de Lasso apelando a los seguidores de la derecha populista, las indicaciones de Correa a sus asambleístas a bloquear cualquier intento de reforma y el terror desatado en las cárceles por parte de las mafias del narcotráfico son una coincidencia que conspira contra la vigencia de los ideales republicanos y democráticos del Ecuador.  Esto es: una sociedad libre, una constitución que limite el abuso del poder y un sistema político que vigile el cumplimiento de las políticas públicas y los actos de gobierno. A no ser que nos queramos acostumbrar a contralores que negocian las glosas, a defensores del pueblo que agredan a las mujeres, a alcaldes que se encaraman en el poder en contra de toda norma legal y moral, a cárceles en donde se ejecuta a reos de manos de la delincuencia organizada, a jueces que sentencian en favor del mejor postor, a asambleístas que invoquen a “robar bien” y un largo etcétera que nos dejaría a poca distancia de estados fallidos.  La única esperanza que tenemos es ayudar es construir un ideal que ayude a gobernar, como lo vengo sosteniendo desde el 2017.

Por eso planteo en este segundo artículo por qué corregir en lo económico la propuesta y cómo apuntalar en lo político dicha reforma para hacerla mas viable, amén de tratar aspectos del discurso político y la implementación de las reformas propuestas en la Ley de Creación de Oportunidades.

Lo político

Dado el estado excepcional de la crisis ecuatoriana no dudaría en definir el problema como una relación entre amigos y enemigos.  Y contrariamente a esa idea muy generalizada de que siempre hay que consensuar, en este caso contradigo ese lugar común, y mas bien recomiendo enfrentar a ciertos tipos de oposición política como lo que son: enemigos de la democracia.  Primero, los evasores de impuestos.  En una sociedad con tan elevada desigualdad y extrema pobreza a la vez, que haya grupos económicos enteros que se manejen entre la elusión y la evasión hace falta acabarlos de golpe.  Recuerdo cuando el mismo Lasso afirmaba, años atrás, que él era el hombre que mas impuestos pagaba en el Ecuador pero no era el hombre mas rico del país.  Hace falta hacer librar esa lucha y acabar con esta forma mezquina de entender la ciudadanía.  Segundo, los corruptos que se enriquecen en la función pública (jueces, asambleístas, alcaldes, ministros y funcionarios públicos).  Este es problema que afecta al anterior, pues es la impunidad con la que- producen los grandes escándalos de corrupción en el país, que lleva a justificar la oposición a los sacrificios que requiere la propuesta de reforma.  ¿Hasta cuándo vamos a convivir con personas que se enriquecen ilícitamente?  Además, con esta lucha la propuesta de elevación de impuestos y reducción del gasto público ganaría mas legitimidad.  Tercero, los narcotraficantes y la delincuencia organizada. No uso la expresión acabar con las cabezas, porque en el estado hobessiano de las cosas en las que vivimos, de pronto alguien se lo toma literal.  Pero lo cierto es que hay que recuperar el tiempo para regresar a aquellos días en que el tráfico de drogas era el mas depreciable crimen legal y social del cual alguien podría ser acusado.

Lo económico

La oposición de la reforma tributaria porque se considera que los impuestos se le suben a la clase media, aunque proporcionalmente menos que a los de menores ingresos (hasta 24,000 anuales), no es un argumento económico.  No vayamos a pensar como el financiero que cree que los impuestos son malos porque son un gasto.  En realidad, en el entorno de la discusión política anterior, parece que la carga del debate de la progresividad debería ser moderada entendiendo lo importante que es tener un Estado con un gasto publico eficiente y sostenible.  En donde, si de algo sirven las circunstancias tan extremas que hemos vivido, la vacunación y la seguridad ciudadana, no son mas que una pequeña muestra de lo importante que es que el Estado cumpla su rol adecuadamente.  El por qué pagamos impuestos es un tema de filosofía política.

La economía detrás de la propuesta de reforma laboral no es suficiente.  No alcanzan los argumentos para solicitar cambios legales semejantes sin la evidencia suficiente, peor aún proponerlo sin el mínimo de apoyo político en la Asamblea.  Una verdadera reforma laboral debería atender a los problemas de flexibilidad sí, pero debería tratar, además: el tema de las pensiones, el sistema de capacitación y programas de entrenamiento, la discriminación de jóvenes y adultos mayores, el manejo de los costos del desempleo, las condiciones del ambiente de trabajo y la protección del trabajador para mencionar algunos. De esta línea de razonamiento queda claro que hace falta mas estudio y discusión para presentar una propuesta potente que resuelva las complejidades dinámicas que el problema amerita.  No obstante, esa discusión puede seguir en andarivel independiente mientras se puntualiza la necesidad de dar solución provisional. 

Esta solución provisional se justifica teóricamente por tres razones.  Primero, la necesidad de recuperar mas rápidamente, con un régimen mas flexible, los cerca de 500,000 empleos perdidos por la pandemia. Segundo, la legislación se debe focalizar a los sectores que concretamente se han rezagado mas en este enorme panorama de la masa laboral sin empleo, esto es, debería estar enfocado en los grupos de población menores de 25 años y mayores de 50 años, puesto económicamente sufren de una externalidad negativa.  Tercero, debido a la excepcionalidad de las circunstancias y al reconocimiento de la necesidad de una reforma mas integral, el régimen propuesto debería ser expresamente entendido por un tiempo limitado (propongo cuatro años), de esta manera se comprende la dualidad del régimen de derecho laboral como un tema provisional.  Habrá que estar muy atento a corregir los abusos de la propuesta que pretenden desequilibrar aun mas el poder del empleador en la relación laboral y habrá que evaluar la dinámica y los impactos de la reforma para perfeccionar la propuesta definitiva a la cual debemos llegar en el mediano plazo.  Pero me parecería bien importante decir que al tener esta herramienta de flexibilidad, aunque focalizada y provisional, podríamos concentrarnos en temas de creación de oportunidades de inversión y crecimiento económico que son el verdadero motor detrás de cualquier estrategia sostenible de desarrollo.  Con estas justificaciones y correcciones bien vale la plena aprobar la propuesta.

El discurso político

No es posible pretender ninguna reforma que no apele a una idea socialmente aceptada por los ecuatorianos.  Decir que se van a subir los impuestos porque se quiere estabilizar las finanzas publicas es una idea que no conecta con la preocupación de las personas.  Se puede proponer esto mismo a cambio del lema de acabar con los enemigos de la democracia: los evasores, los corruptos y el crimen organizado y el narcotráfico. Esto es una idea que se engancha mejor con la gente.  Y si Lasso ha probado ser un hombre de resultados, para allanar el camino de la reforma podría proponer objetivos concretos para alcanzar con respecto a estos enemigos de la democracia.

En esta misma línea de razonamiento la gran mayoría de la población no se identifica como empleadores.  Por tanto, la idea de flexibilidad no resuena con la mayoría.  Lo que se debe ofrecer es aspirar a un ingreso y trabajo digno que procure el desarrollo de la familia.  Si atendiendo a los grupos mas vulnerables dentro de los jóvenes y los adultos mayores, se les consigue dar estos empleos perdidos a estos grupos, en el futuro será mas viable una reforma integral que involucre mas temas y a todos los trabajadores.  De paso no habría justificación de oponerse porque además de ser focalizado seria temporal.

La implementación

Todo parece indicar que la propuesta de reforma debe ser desdoblada en lo tributario y lo laboral.  Y que por razones de urgencia económica la primera que se debería enviar es la tributaria.  En todo caso, la reforma laboral que vendría 30 dias después debería ser adecuadamente depurada de los excesos “burgueses” de la reforma, no vaya a ser que por mucho flexibilizar terminemos con una situación de de abuso que termine dando la razón al mismo Marx.  Estos errores de implementación deberían cuidarse mas prolijamente para lo cual no habrá mas que pedir mas adecuación de las propuestas de reforma a las circunstancias políticas

De Constantino al imperio bizantino

En circunstancias en las que el país se debate en una compleja situación, en donde no solo la salud y la estabilidad económica están en riesgo, sino que además se pone entredicho la vida misma de los ecuatorianos; la clase política juega al fracaso de un gobierno para el bien de todos, a cambio del éxito de sus intereses particulares.  Esta situación, que históricamente ha llevado al inmovilismo y posteriores crisis, la he denominado el cesaropapismo de la política ecuatoriana. 

El cesaropapismo en la historia universal empieza con la astuta iniciativa de mezclar el poder terrenal del imperio romano con el poder espiritual de la Iglesia Católica que inició el emperador Constantino.  Esto llevo a graves problemas de confusión entre las esferas de la vida espiritual y material de los pueblos, que se prestaron a abusos, de parte y parte, que aun prosperan el día de hoy.  Dos siglos mas adelante, ante el cisma de la Iglesia de Oriente y Occidente se presagiaba el fin de la era cristiana. En estas circunstancias, es el emperador de Oriente Justiniano con la ayuda de su general Belisario los que pasaron a la historia como los salvadores de la herencia de los valores griegos y romanos en el cristianismo: “Perseveró en la expansión militar, acometió una reorganización administrativa, promovió una reforma jurídica y suscito una brillante promoción cultural”. Cimentó las bases para el imperio Bizantino que duro mil años hasta la caída de Constantinopla en 1542. No se si Lasso sea Justiniano, o que sus asesores se parezcan al general Belisario o al sagaz administrador Juan de Capadocia.  Pero si me permiten citaré a la mujer de Justiniano cuando él estuvo a punto de rendirse antes de alcanzar sus hazañas históricas:

Si la fuga fuese el único medio de salvarse, renunciaría a la salvación.  El hombre ha nacido para morir y aquel que reina no debe conocer el miedo.  Escapa tú, si quieres: ahí esta el mar, ahí las naves que te esperan.  En lo que a mi respecta, acepto el proverbio de que “la púrpura es la mejor de las mortajas”.

Hace falta más reflexión sobre las consecuencias de una oposición intransigente al proyecto de reformas.  He argumentado por qué conviene la reforma y repasando las críticas he propuesto unas recomendaciones en lo económico y en lo político.  Considero importante la definición de una relación de confrontación (no de negociación) ante tres grupos de interés que atentan contra la democracia.  Pero más allá de exhortar al presidente a que no desmalle, no quisiera dejar de insistir en que no se puede consensuar cediendo en valores fundamentales.  En otras palabras, si no declaramos la guerra a los enemigos de la democracia (evasores, corruptos y narcotraficantes) luego lamentaremos lo que nos suceda, pues ya se empiezan alzar las voces de actitudes dictatoriales.  No esperemos que sea tarde y no digamos que no fuimos advertidos.

Nie vot

No voté por los argumentos de Nebot. Los 4Pelagatos, especialmente Hernández, empiezan a calificar los hechos políticos como una disyuntiva entre ceder o sucumbir y se presentan como la voz intelectual del oficialismo.  En esta ocasión quiero invitarlos a elevar un poco mas su reflexión a partir de esta coyuntura.  Las opiniones de la oposición las tomo de   la entrevista que realiza Carlos Vera a Nebot. Quiero entender cómo, a pesar de que algunas de las propuestas de Lasso son razonables, algunos argumentos de la oposición resuenan como sensatos. Y como conclusión, extraer algunas recomendaciones de cómo viabilizar la reforma. Primero déjenme comenzar por algunas de las críticas mas resonantes para luego argumentar cómo corregir apelando a un argumento de orden más conceptual.  En una secuencia de dos artículos espero hilvanar una solución: <<Nie vot>> y <<Sie Lasso>>.

A tono con la crítica al cesaropapismo ecuatoriano, que antes llamábamos febresborjismo y ahora no dudaría en llamar nebocorreismo, hay que destacar la coincidencia en las críticas de los dos líderes de la oposición: “No vamos a aprobar nada que sea malo para el pueblo y contradiga nuestro compromiso con ellos” sentenciaba en la mencionada entrevista el exalcalde planteando tres críticas fundamentales.  Primero: “los impuestos no se pueden subir para financiar el <<Estado tragón>> y a los acreedores internacionales.  Lo que hay que hacer es reestructurar la deuda externa y bajar el gasto público”.  Pero parece que no basta, que en la programación macroeconómica del ajuste 1/4 sea por la via de más impuestos y 3/4 por la vía de reducción del gasto como afirmaba el ministro Cueva en una entrevista en Contacto Directo a renglón seguido con la replica de Nebot en el matutino de Ecuavisa de ese viernes en el que arrancaba la discusión de la reforma.

Respecto a la renegociación diría que ese ya es un capítulo superado. De los casi US$60,000 millones de deuda externa, la deuda comercial, fue reestructurada en la pandemia (30% del total), queda la deuda China que estaría por vencer en los próximos dos años (10% del total), y finalmente resta la deuda con organismos internacionales y otros paises (los incluidos en el Club de Paris del cual China no forma parte) y que por sus condiciones financieras de plazo y tasa tan bajos no hace sentido reestructurarla puesto que las alternativas del Ecuador, y ningún país en desarrollo, alcanzan esos niveles tan favorables. Por tanto, excepto que estemos pensando en postergar el ajuste fiscal para llevarnos a situaciones extremas como el mismo nos llevo en 1998, cuando su bancada eliminó el impuesto a la renta para sustituirlo por un perverso impuesto a las transacciones financieras que agravó mas la crisis financiera, lo que está proponiendo tácitamente nos puede llevar a revivir épocas tan aciagas para el país. 

A no olvidar la cronología de la crisis de 1999, se empezó por postergar el ajuste fiscal, nos vino un shock externo múltiple: mancha blanca, caída del precio del petróleo y Fenómeno del Niño. El problema de la mala banca y, la insostenibilidad fiscal, nos forzó al default de deuda externa y de ahí junto con la situación del descontrol del tipo de cambio nos fuimos en caída libre.  Esa severa recesión de 1999 ha sido solo igualada por la sufrida en el 2020 debido al Covid.  

Segundo, la legislación laboral “no puede convertir al trabajo en mercancía. Hay que dar flexibilidad, pero hay que aportar a la seguridad social y hay que respetar la antigüedad de los servidores públicos. A los que hay que sacar es a los pipones que trabajan como asesores.  Y no me vengan con que ahora Lorenza estará mejor porque en vez de ganar 30 dólares ahora gana 60”, sentenciaba el exalcalde.

A pesar de lo demoledor que parece la crítica, hay algunas verdades, unas cuantas mentiras y otras ideas que no tienen que ver directamente con la propuesta de Lasso.  Mas que nada me parecen un centro al área donde se encuentra el ala violentista del movimiento indígena, de Iza y Vargas, con la intención de calentar las calles para octubre con refuerzos del movimiento sindical.  Esto pues, es una arenga que el mismo se encarga de contradecir cuando empieza diciendo que en general él está de acuerdo con el espíritu de la flexibilidad de la Ley de Creación de Oportunidades pues mira a la inmensa mayoría de ecuatorianos que no tiene trabajo.  Y como dice el adagio: a confesión de parte relevo de pruebas.

No obstante, creo que efectivamente la propuesta en materia laboral tiene dos reparos.  El primero es solventar la coexistencia jurídica dos regímenes de derecho.  Y el segundo, algunas pretensiones de arbitrariedad como la indemnización al empleador, el despedido sin tercero imparcial y otras curiosidades que valdría tratar en todo caso en un segundo momento de la reforma. 

Tercero, la creación de un impuesto al patrimonio para los mas ricos.  En este caso, se nos dice: “subir impuesto a los ricos se traduce en mayor costo a los pobres.  Si los costos se suben, la producción se encarece, se vende menos, y se recauda menos.  Y al final el fisco termina peor”. En este punto debo advertir que su “tesis de crecimiento”, en oposición a la de los “fiscalistas”, es una tesis económica.  En realidad, es más bien, un popurrí de una visión nunca observada en los datos denominada “curva de Laffer” con una concepción “keynesiana” de la economía al más viejo estilo de la “cruz keynesiana” de Samuelson de la década de los 50 del siglo pasado.  En general, tengo un buen concepto de Nebot como político administrador, gestor de la continuación del cambio de la ciudad de Guayaquil, pero en esta materia económica se equivoca.  Me voy a limitar a dos razones.  Los argumentos de expansión o recesión keynesiana siempre se han entendido en un entorno de sostenibilidad fiscal, cuando un país está al borde de la insolvencia ese discurso de la “cruz keynesiana” que tiene la narrativa socialcristiana no funciona.  Y no por que lo diga yo, sino que lo dijo el mismo Keynes en su obra magna cuando en sus ultimas versiones anexaba una respuesta a su acérrimo detractor en este sentido: Pigou.

Respecto a que todo impuesto se traduzca en un aumento de precios esto dependerá de la elasticidad de la oferta y la demanda.  Y, aunque “teóricamente” factible, en una situación como la que actualmente vive el Ecuador en donde ni la subida al combustible se ha traducido en aumento de precios, es poco probable que un impuesto al patrimonio produzca algo semejante.  Además de esto, porque algo tan general como el patrimonio de las empresas y las personas no está conectado a ningún mercado específico.  Esto es para mí una especulación intelectual en materia económica para lo cual no existe evidencia ni un cuerpo teórico coherente que la respalde como para oponerse en este punto desde una perspectiva lógica a ese aspecto de la reforma.  Otros argumentos hay, el mas importante siendo la elevación del impuesto a la renta a la clase media, pero esto no parece haber estado en el radar de la oposición.  Quizas por lo prematuro de la crítica, lo que da cuenta que mas que sopesar un análisis de costo beneficio lo que ha habido es pura oposición por oposición como el tan mal entendido cesaropapismo de la política ecuatoriana nos tiene acostumbrado.