No voté por los argumentos de Nebot. Los 4Pelagatos, especialmente Hernández, empiezan a calificar los hechos políticos como una disyuntiva entre ceder o sucumbir y se presentan como la voz intelectual del oficialismo. En esta ocasión quiero invitarlos a elevar un poco mas su reflexión a partir de esta coyuntura. Las opiniones de la oposición las tomo de la entrevista que realiza Carlos Vera a Nebot. Quiero entender cómo, a pesar de que algunas de las propuestas de Lasso son razonables, algunos argumentos de la oposición resuenan como sensatos. Y como conclusión, extraer algunas recomendaciones de cómo viabilizar la reforma. Primero déjenme comenzar por algunas de las críticas mas resonantes para luego argumentar cómo corregir apelando a un argumento de orden más conceptual. En una secuencia de dos artículos espero hilvanar una solución: <<Nie vot>> y <<Sie Lasso>>.
A tono con la crítica al
cesaropapismo ecuatoriano, que antes llamábamos febresborjismo y ahora no
dudaría en llamar nebocorreismo, hay que destacar la coincidencia en las
críticas de los dos líderes de la oposición: “No vamos a aprobar nada que sea
malo para el pueblo y contradiga nuestro compromiso con ellos” sentenciaba en
la mencionada entrevista el exalcalde planteando tres críticas fundamentales. Primero: “los impuestos no se pueden subir
para financiar el <<Estado tragón>> y a los acreedores
internacionales. Lo que hay que hacer es
reestructurar la deuda externa y bajar el gasto público”. Pero parece que no basta, que en la programación
macroeconómica del ajuste 1/4 sea por la via de más impuestos y 3/4 por la vía
de reducción del gasto como afirmaba el ministro Cueva en una entrevista en
Contacto Directo a renglón seguido con la replica de Nebot en el matutino de
Ecuavisa de ese viernes en el que arrancaba la discusión de la reforma.
Respecto a la renegociación diría
que ese ya es un capítulo superado. De los casi US$60,000 millones de deuda
externa, la deuda comercial, fue reestructurada en la pandemia (30% del total),
queda la deuda China que estaría por vencer en los próximos dos años (10% del
total), y finalmente resta la deuda con organismos internacionales y otros
paises (los incluidos en el Club de Paris del cual China no forma parte) y que
por sus condiciones financieras de plazo y tasa tan bajos no hace sentido
reestructurarla puesto que las alternativas del Ecuador, y ningún país en
desarrollo, alcanzan esos niveles tan favorables. Por tanto, excepto que
estemos pensando en postergar el ajuste fiscal para llevarnos a situaciones
extremas como el mismo nos llevo en 1998, cuando su bancada eliminó el impuesto
a la renta para sustituirlo por un perverso impuesto a las transacciones
financieras que agravó mas la crisis financiera, lo que está proponiendo
tácitamente nos puede llevar a revivir épocas tan aciagas para el país.
A no olvidar la cronología de la
crisis de 1999, se empezó por postergar el ajuste fiscal, nos vino un shock
externo múltiple: mancha blanca, caída del precio del petróleo y Fenómeno del
Niño. El problema de la mala banca y, la insostenibilidad fiscal, nos forzó al
default de deuda externa y de ahí junto con la situación del descontrol del
tipo de cambio nos fuimos en caída libre.
Esa severa recesión de 1999 ha sido solo igualada por la sufrida en el
2020 debido al Covid.
Segundo, la legislación laboral
“no puede convertir al trabajo en mercancía. Hay que dar flexibilidad, pero hay
que aportar a la seguridad social y hay que respetar la antigüedad de los
servidores públicos. A los que hay que sacar es a los pipones que trabajan como
asesores. Y no me vengan con que ahora
Lorenza estará mejor porque en vez de ganar 30 dólares ahora gana 60”,
sentenciaba el exalcalde.
A pesar de lo demoledor que
parece la crítica, hay algunas verdades, unas cuantas mentiras y otras ideas
que no tienen que ver directamente con la propuesta de Lasso. Mas que nada me parecen un centro al área
donde se encuentra el ala violentista del movimiento indígena, de Iza y Vargas,
con la intención de calentar las calles para octubre con refuerzos del
movimiento sindical. Esto pues, es una
arenga que el mismo se encarga de contradecir cuando empieza diciendo que en
general él está de acuerdo con el espíritu de la flexibilidad de la Ley de Creación
de Oportunidades pues mira a la inmensa mayoría de ecuatorianos que no tiene
trabajo. Y como dice el adagio: a confesión
de parte relevo de pruebas.
No obstante, creo que
efectivamente la propuesta en materia laboral tiene dos reparos. El primero es solventar la coexistencia
jurídica dos regímenes de derecho. Y el
segundo, algunas pretensiones de arbitrariedad como la indemnización al
empleador, el despedido sin tercero imparcial y otras curiosidades que valdría
tratar en todo caso en un segundo momento de la reforma.
Tercero, la creación de un
impuesto al patrimonio para los mas ricos.
En este caso, se nos dice: “subir impuesto a los ricos se traduce en
mayor costo a los pobres. Si los costos
se suben, la producción se encarece, se vende menos, y se recauda menos. Y al final el fisco termina peor”. En este
punto debo advertir que su “tesis de crecimiento”, en oposición a la de los
“fiscalistas”, es una tesis económica.
En realidad, es más bien, un popurrí de una visión nunca observada en
los datos denominada “curva de Laffer” con una concepción “keynesiana” de la
economía al más viejo estilo de la “cruz keynesiana” de Samuelson de la década
de los 50 del siglo pasado. En general,
tengo un buen concepto de Nebot como político administrador, gestor de la
continuación del cambio de la ciudad de Guayaquil, pero en esta materia
económica se equivoca. Me voy a limitar
a dos razones. Los argumentos de
expansión o recesión keynesiana siempre se han entendido en un entorno de
sostenibilidad fiscal, cuando un país está al borde de la insolvencia ese
discurso de la “cruz keynesiana” que tiene la narrativa socialcristiana no
funciona. Y no por que lo diga yo, sino
que lo dijo el mismo Keynes en su obra magna cuando en sus ultimas versiones
anexaba una respuesta a su acérrimo detractor en este sentido: Pigou.
Respecto a que todo impuesto se
traduzca en un aumento de precios esto dependerá de la elasticidad de la oferta
y la demanda. Y, aunque “teóricamente” factible,
en una situación como la que actualmente vive el Ecuador en donde ni la subida
al combustible se ha traducido en aumento de precios, es poco probable que un
impuesto al patrimonio produzca algo semejante.
Además de esto, porque algo tan general como el patrimonio de las
empresas y las personas no está conectado a ningún mercado específico. Esto es para mí una especulación intelectual
en materia económica para lo cual no existe evidencia ni un cuerpo teórico
coherente que la respalde como para oponerse en este punto desde una
perspectiva lógica a ese aspecto de la reforma.
Otros argumentos hay, el mas importante siendo la elevación del impuesto
a la renta a la clase media, pero esto no parece haber estado en el radar de la
oposición. Quizas por lo prematuro de la
crítica, lo que da cuenta que mas que sopesar un análisis de costo beneficio lo
que ha habido es pura oposición por oposición como el tan mal entendido
cesaropapismo de la política ecuatoriana nos tiene acostumbrado.
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