domingo, 3 de octubre de 2021

Nie vot

No voté por los argumentos de Nebot. Los 4Pelagatos, especialmente Hernández, empiezan a calificar los hechos políticos como una disyuntiva entre ceder o sucumbir y se presentan como la voz intelectual del oficialismo.  En esta ocasión quiero invitarlos a elevar un poco mas su reflexión a partir de esta coyuntura.  Las opiniones de la oposición las tomo de   la entrevista que realiza Carlos Vera a Nebot. Quiero entender cómo, a pesar de que algunas de las propuestas de Lasso son razonables, algunos argumentos de la oposición resuenan como sensatos. Y como conclusión, extraer algunas recomendaciones de cómo viabilizar la reforma. Primero déjenme comenzar por algunas de las críticas mas resonantes para luego argumentar cómo corregir apelando a un argumento de orden más conceptual.  En una secuencia de dos artículos espero hilvanar una solución: <<Nie vot>> y <<Sie Lasso>>.

A tono con la crítica al cesaropapismo ecuatoriano, que antes llamábamos febresborjismo y ahora no dudaría en llamar nebocorreismo, hay que destacar la coincidencia en las críticas de los dos líderes de la oposición: “No vamos a aprobar nada que sea malo para el pueblo y contradiga nuestro compromiso con ellos” sentenciaba en la mencionada entrevista el exalcalde planteando tres críticas fundamentales.  Primero: “los impuestos no se pueden subir para financiar el <<Estado tragón>> y a los acreedores internacionales.  Lo que hay que hacer es reestructurar la deuda externa y bajar el gasto público”.  Pero parece que no basta, que en la programación macroeconómica del ajuste 1/4 sea por la via de más impuestos y 3/4 por la vía de reducción del gasto como afirmaba el ministro Cueva en una entrevista en Contacto Directo a renglón seguido con la replica de Nebot en el matutino de Ecuavisa de ese viernes en el que arrancaba la discusión de la reforma.

Respecto a la renegociación diría que ese ya es un capítulo superado. De los casi US$60,000 millones de deuda externa, la deuda comercial, fue reestructurada en la pandemia (30% del total), queda la deuda China que estaría por vencer en los próximos dos años (10% del total), y finalmente resta la deuda con organismos internacionales y otros paises (los incluidos en el Club de Paris del cual China no forma parte) y que por sus condiciones financieras de plazo y tasa tan bajos no hace sentido reestructurarla puesto que las alternativas del Ecuador, y ningún país en desarrollo, alcanzan esos niveles tan favorables. Por tanto, excepto que estemos pensando en postergar el ajuste fiscal para llevarnos a situaciones extremas como el mismo nos llevo en 1998, cuando su bancada eliminó el impuesto a la renta para sustituirlo por un perverso impuesto a las transacciones financieras que agravó mas la crisis financiera, lo que está proponiendo tácitamente nos puede llevar a revivir épocas tan aciagas para el país. 

A no olvidar la cronología de la crisis de 1999, se empezó por postergar el ajuste fiscal, nos vino un shock externo múltiple: mancha blanca, caída del precio del petróleo y Fenómeno del Niño. El problema de la mala banca y, la insostenibilidad fiscal, nos forzó al default de deuda externa y de ahí junto con la situación del descontrol del tipo de cambio nos fuimos en caída libre.  Esa severa recesión de 1999 ha sido solo igualada por la sufrida en el 2020 debido al Covid.  

Segundo, la legislación laboral “no puede convertir al trabajo en mercancía. Hay que dar flexibilidad, pero hay que aportar a la seguridad social y hay que respetar la antigüedad de los servidores públicos. A los que hay que sacar es a los pipones que trabajan como asesores.  Y no me vengan con que ahora Lorenza estará mejor porque en vez de ganar 30 dólares ahora gana 60”, sentenciaba el exalcalde.

A pesar de lo demoledor que parece la crítica, hay algunas verdades, unas cuantas mentiras y otras ideas que no tienen que ver directamente con la propuesta de Lasso.  Mas que nada me parecen un centro al área donde se encuentra el ala violentista del movimiento indígena, de Iza y Vargas, con la intención de calentar las calles para octubre con refuerzos del movimiento sindical.  Esto pues, es una arenga que el mismo se encarga de contradecir cuando empieza diciendo que en general él está de acuerdo con el espíritu de la flexibilidad de la Ley de Creación de Oportunidades pues mira a la inmensa mayoría de ecuatorianos que no tiene trabajo.  Y como dice el adagio: a confesión de parte relevo de pruebas.

No obstante, creo que efectivamente la propuesta en materia laboral tiene dos reparos.  El primero es solventar la coexistencia jurídica dos regímenes de derecho.  Y el segundo, algunas pretensiones de arbitrariedad como la indemnización al empleador, el despedido sin tercero imparcial y otras curiosidades que valdría tratar en todo caso en un segundo momento de la reforma. 

Tercero, la creación de un impuesto al patrimonio para los mas ricos.  En este caso, se nos dice: “subir impuesto a los ricos se traduce en mayor costo a los pobres.  Si los costos se suben, la producción se encarece, se vende menos, y se recauda menos.  Y al final el fisco termina peor”. En este punto debo advertir que su “tesis de crecimiento”, en oposición a la de los “fiscalistas”, es una tesis económica.  En realidad, es más bien, un popurrí de una visión nunca observada en los datos denominada “curva de Laffer” con una concepción “keynesiana” de la economía al más viejo estilo de la “cruz keynesiana” de Samuelson de la década de los 50 del siglo pasado.  En general, tengo un buen concepto de Nebot como político administrador, gestor de la continuación del cambio de la ciudad de Guayaquil, pero en esta materia económica se equivoca.  Me voy a limitar a dos razones.  Los argumentos de expansión o recesión keynesiana siempre se han entendido en un entorno de sostenibilidad fiscal, cuando un país está al borde de la insolvencia ese discurso de la “cruz keynesiana” que tiene la narrativa socialcristiana no funciona.  Y no por que lo diga yo, sino que lo dijo el mismo Keynes en su obra magna cuando en sus ultimas versiones anexaba una respuesta a su acérrimo detractor en este sentido: Pigou.

Respecto a que todo impuesto se traduzca en un aumento de precios esto dependerá de la elasticidad de la oferta y la demanda.  Y, aunque “teóricamente” factible, en una situación como la que actualmente vive el Ecuador en donde ni la subida al combustible se ha traducido en aumento de precios, es poco probable que un impuesto al patrimonio produzca algo semejante.  Además de esto, porque algo tan general como el patrimonio de las empresas y las personas no está conectado a ningún mercado específico.  Esto es para mí una especulación intelectual en materia económica para lo cual no existe evidencia ni un cuerpo teórico coherente que la respalde como para oponerse en este punto desde una perspectiva lógica a ese aspecto de la reforma.  Otros argumentos hay, el mas importante siendo la elevación del impuesto a la renta a la clase media, pero esto no parece haber estado en el radar de la oposición.  Quizas por lo prematuro de la crítica, lo que da cuenta que mas que sopesar un análisis de costo beneficio lo que ha habido es pura oposición por oposición como el tan mal entendido cesaropapismo de la política ecuatoriana nos tiene acostumbrado.

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