La postura de Nebot oponiéndose al proyecto de Lasso apelando a los seguidores de la derecha populista, las indicaciones de Correa a sus asambleístas a bloquear cualquier intento de reforma y el terror desatado en las cárceles por parte de las mafias del narcotráfico son una coincidencia que conspira contra la vigencia de los ideales republicanos y democráticos del Ecuador. Esto es: una sociedad libre, una constitución que limite el abuso del poder y un sistema político que vigile el cumplimiento de las políticas públicas y los actos de gobierno. A no ser que nos queramos acostumbrar a contralores que negocian las glosas, a defensores del pueblo que agredan a las mujeres, a alcaldes que se encaraman en el poder en contra de toda norma legal y moral, a cárceles en donde se ejecuta a reos de manos de la delincuencia organizada, a jueces que sentencian en favor del mejor postor, a asambleístas que invoquen a “robar bien” y un largo etcétera que nos dejaría a poca distancia de estados fallidos. La única esperanza que tenemos es ayudar es construir un ideal que ayude a gobernar, como lo vengo sosteniendo desde el 2017.
Por eso planteo en este segundo artículo por qué corregir en lo
económico la propuesta y cómo apuntalar en lo político dicha reforma para
hacerla mas viable, amén de tratar aspectos del discurso político y la
implementación de las reformas propuestas en la Ley de Creación de Oportunidades.
Lo político
Dado el estado excepcional de la crisis ecuatoriana no dudaría en
definir el problema como una relación entre amigos y enemigos. Y contrariamente a esa idea muy generalizada
de que siempre hay que consensuar, en este caso contradigo ese lugar común, y
mas bien recomiendo enfrentar a ciertos tipos de oposición política como lo que
son: enemigos de la democracia. Primero,
los evasores de impuestos. En una
sociedad con tan elevada desigualdad y extrema pobreza a la vez, que haya
grupos económicos enteros que se manejen entre la elusión y la evasión hace
falta acabarlos de golpe. Recuerdo
cuando el mismo Lasso afirmaba, años atrás, que él era el hombre que mas
impuestos pagaba en el Ecuador pero no era el hombre mas rico del país. Hace falta hacer librar esa lucha y acabar
con esta forma mezquina de entender la ciudadanía. Segundo, los corruptos que se enriquecen en
la función pública (jueces, asambleístas, alcaldes, ministros y funcionarios públicos). Este es problema que afecta al anterior, pues
es la impunidad con la que- producen los grandes escándalos de corrupción en el
país, que lleva a justificar la oposición a los sacrificios que requiere la
propuesta de reforma. ¿Hasta cuándo
vamos a convivir con personas que se enriquecen ilícitamente? Además, con esta lucha la propuesta de
elevación de impuestos y reducción del gasto público ganaría mas
legitimidad. Tercero, los narcotraficantes
y la delincuencia organizada. No uso la expresión acabar con las cabezas,
porque en el estado hobessiano de las cosas en las que vivimos, de pronto
alguien se lo toma literal. Pero lo
cierto es que hay que recuperar el tiempo para regresar a aquellos días en que
el tráfico de drogas era el mas depreciable crimen legal y social del cual alguien
podría ser acusado.
Lo económico
La oposición de la reforma tributaria porque se considera que los
impuestos se le suben a la clase media, aunque proporcionalmente menos que a
los de menores ingresos (hasta 24,000 anuales), no es un argumento
económico. No vayamos a pensar como el
financiero que cree que los impuestos son malos porque son un gasto. En realidad, en el entorno de la discusión
política anterior, parece que la carga del debate de la progresividad debería
ser moderada entendiendo lo importante que es tener un Estado con un gasto
publico eficiente y sostenible. En
donde, si de algo sirven las circunstancias tan extremas que hemos vivido, la
vacunación y la seguridad ciudadana, no son mas que una pequeña muestra de lo
importante que es que el Estado cumpla su rol adecuadamente. El por qué pagamos impuestos es un tema de
filosofía política.
La economía detrás de la propuesta de reforma laboral no es
suficiente. No alcanzan los argumentos
para solicitar cambios legales semejantes sin la evidencia suficiente, peor aún
proponerlo sin el mínimo de apoyo político en la Asamblea. Una verdadera reforma laboral debería atender
a los problemas de flexibilidad sí, pero debería tratar, además: el tema de las
pensiones, el sistema de capacitación y programas de entrenamiento, la
discriminación de jóvenes y adultos mayores, el manejo de los costos del
desempleo, las condiciones del ambiente de trabajo y la protección del
trabajador para mencionar algunos. De esta línea de razonamiento queda claro
que hace falta mas estudio y discusión para presentar una propuesta potente que
resuelva las complejidades dinámicas que el problema amerita. No obstante, esa discusión puede seguir en
andarivel independiente mientras se puntualiza la necesidad de dar solución
provisional.
Esta solución provisional se justifica teóricamente por tres
razones. Primero, la necesidad de
recuperar mas rápidamente, con un régimen mas flexible, los cerca de 500,000
empleos perdidos por la pandemia. Segundo, la legislación se debe focalizar a
los sectores que concretamente se han rezagado mas en este enorme panorama de
la masa laboral sin empleo, esto es, debería estar enfocado en los grupos de
población menores de 25 años y mayores de 50 años, puesto económicamente sufren
de una externalidad negativa. Tercero,
debido a la excepcionalidad de las circunstancias y al reconocimiento de la
necesidad de una reforma mas integral, el régimen propuesto debería ser
expresamente entendido por un tiempo limitado (propongo cuatro años), de esta
manera se comprende la dualidad del régimen de derecho laboral como un tema
provisional. Habrá que estar muy atento
a corregir los abusos de la propuesta que pretenden desequilibrar aun mas el
poder del empleador en la relación laboral y habrá que evaluar la dinámica y
los impactos de la reforma para perfeccionar la propuesta definitiva a la cual
debemos llegar en el mediano plazo. Pero
me parecería bien importante decir que al tener esta herramienta de
flexibilidad, aunque focalizada y provisional, podríamos concentrarnos en temas
de creación de oportunidades de inversión y crecimiento económico que son el
verdadero motor detrás de cualquier estrategia sostenible de desarrollo. Con estas justificaciones y correcciones bien
vale la plena aprobar la propuesta.
El discurso político
No es posible pretender ninguna reforma que no apele a una idea
socialmente aceptada por los ecuatorianos.
Decir que se van a subir los impuestos porque se quiere estabilizar las
finanzas publicas es una idea que no conecta con la preocupación de las
personas. Se puede proponer esto mismo a
cambio del lema de acabar con los enemigos de la democracia: los evasores, los
corruptos y el crimen organizado y el narcotráfico. Esto es una idea que se
engancha mejor con la gente. Y si Lasso
ha probado ser un hombre de resultados, para allanar el camino de la reforma
podría proponer objetivos concretos para alcanzar con respecto a estos enemigos
de la democracia.
En esta misma línea de razonamiento la gran mayoría de la población no
se identifica como empleadores. Por
tanto, la idea de flexibilidad no resuena con la mayoría. Lo que se debe ofrecer es aspirar a un
ingreso y trabajo digno que procure el desarrollo de la familia. Si atendiendo a los grupos mas vulnerables
dentro de los jóvenes y los adultos mayores, se les consigue dar estos empleos
perdidos a estos grupos, en el futuro será mas viable una reforma integral que
involucre mas temas y a todos los trabajadores.
De paso no habría justificación de oponerse porque además de ser
focalizado seria temporal.
La implementación
Todo parece indicar que la propuesta de reforma debe ser desdoblada en
lo tributario y lo laboral. Y que por
razones de urgencia económica la primera que se debería enviar es la
tributaria. En todo caso, la reforma
laboral que vendría 30 dias después debería ser adecuadamente depurada de los
excesos “burgueses” de la reforma, no vaya a ser que por mucho flexibilizar terminemos
con una situación de de abuso que termine dando la razón al mismo Marx. Estos errores de implementación deberían
cuidarse mas prolijamente para lo cual no habrá mas que pedir mas adecuación de
las propuestas de reforma a las circunstancias políticas
De Constantino al imperio bizantino
En circunstancias en las que el país se debate en una compleja
situación, en donde no solo la salud y la estabilidad económica están en
riesgo, sino que además se pone entredicho la vida misma de los ecuatorianos;
la clase política juega al fracaso de un gobierno para el bien de todos, a
cambio del éxito de sus intereses particulares.
Esta situación, que históricamente ha llevado al inmovilismo y
posteriores crisis, la he denominado el cesaropapismo de la política
ecuatoriana.
El cesaropapismo en la historia universal empieza con la astuta
iniciativa de mezclar el poder terrenal del imperio romano con el poder
espiritual de la Iglesia Católica que inició el emperador Constantino. Esto llevo a graves problemas de confusión
entre las esferas de la vida espiritual y material de los pueblos, que se
prestaron a abusos, de parte y parte, que aun prosperan el día de hoy. Dos siglos mas adelante, ante el cisma de la
Iglesia de Oriente y Occidente se presagiaba el fin de la era cristiana. En
estas circunstancias, es el emperador de Oriente Justiniano con la ayuda de su
general Belisario los que pasaron a la historia como los salvadores de la
herencia de los valores griegos y romanos en el cristianismo: “Perseveró en la
expansión militar, acometió una reorganización administrativa, promovió una
reforma jurídica y suscito una brillante promoción cultural”. Cimentó las bases
para el imperio Bizantino que duro mil años hasta la caída de Constantinopla en
1542. No se si Lasso sea Justiniano, o que sus asesores se parezcan al general Belisario
o al sagaz administrador Juan de Capadocia.
Pero si me permiten citaré a la mujer de Justiniano cuando él estuvo a
punto de rendirse antes de alcanzar sus hazañas históricas:
Si la fuga fuese el único medio de salvarse,
renunciaría a la salvación. El hombre ha
nacido para morir y aquel que reina no debe conocer el miedo. Escapa tú, si quieres: ahí esta el mar, ahí
las naves que te esperan. En lo que a mi
respecta, acepto el proverbio de que “la púrpura es la mejor de las mortajas”.
Hace falta más reflexión sobre las consecuencias de una oposición
intransigente al proyecto de reformas.
He argumentado por qué conviene la reforma y repasando las críticas he
propuesto unas recomendaciones en lo económico y en lo político. Considero importante la definición de una
relación de confrontación (no de negociación) ante tres grupos de interés que atentan
contra la democracia. Pero más allá de
exhortar al presidente a que no desmalle, no quisiera dejar de insistir en que
no se puede consensuar cediendo en valores fundamentales. En otras palabras, si no declaramos la
guerra a los enemigos de la democracia (evasores, corruptos y narcotraficantes)
luego lamentaremos lo que nos suceda, pues ya se empiezan alzar las voces de
actitudes dictatoriales. No esperemos
que sea tarde y no digamos que no fuimos advertidos.
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